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¿Es perjudicial tener un exceso de empatía?

 

 

La empatía es la capacidad de reconocer, entender y sentir lo que los demás están sintiendo y pensando.

En esta capacidad intervienen las neuronas espejo (unas áreas cerebrales que no sólo se activan cuando estamos realizando una actividad, sino también cuando vemos a alguien realizándola). Nos permite ver las cosas desde la perspectiva de los demás, entender y “ponernos en los zapatos” de los otros ayudándonos a crear buenas relaciones interpersonales.

Esta capacidad genera un sentimiento de compasión en nosotros. Nos ayuda a conectarnos con los demás, es la base de la conducta altruista ya que, si podemos sentir lo que sienten los demás, sobre todo cuando sufren, será más probable que les ofrezcamos nuestra ayuda. La empatía está en la base de la sociedad, sin la cual nuestro mundo sería egoísta y hostil.

 

Puede que más de uno piense aquello de que si la empatía es una capacidad positiva, útil y deseable… ¿qué habría de malo en tener “mucha empatía”?

Pero… Como siempre, en la vida los excesos no son buenos y lo ideal es el equilibrio.

 

¿Sufres demasiado por los demás? Tener demasiada empatía puede hacer difusa la línea entre uno mismo y los demás. Si no somos capaces de desengancharnos de las emociones de los demás, es posible que aparezca una sobrecarga emocional. No sólo nos tenemos que hacer cargo de nuestras propias emociones, sino que llevamos el peso de las emociones de los demás.

Las personas con un alto nivel de empatía tienden a ayudar a los demás, llegando incluso a olvidar sus propias necesidades personales. Cuando tenemos demasiada empatía es posible que sintamos que somos responsables de aliviar el dolor de nuestros seres queridos. Sin embargo, esta reacción de ayuda, puede resultar en el rechazo por parte de nuestros seres queridos, por paradójico que parezca. Ofrecer una ayuda que no ha sido solicitada puede hacer sentir a los demás como menos comprendidos. Esto es lo que ocurre en el trastorno de hiper empatía.

 

 

 

Consecuencias del exceso de empatía

Ser una persona empática tiene sus beneficios, pero también diversos inconvenientes, es la razón por la que se debe aprender a manejar una empatía saludable. La empatía es buena cuando se tienen que construir y conservar relaciones, ayuda a conectar con otras personas de una manera más profunda.

Hay dos tipos de empatía; la empatía emocional y la empatía cognitiva:

  • La empatía emocional: trata de compartir sentimientos con otras personas, hasta el nivel en que se puede sentir dolor al ver sufrir a otra persona, sentir angustia al ver que otro está en problemas. Este tipo de empatía no se describe únicamente al experimentar emociones negativas, pues una persona empática puede percibir también muchas emociones positivas.
  • La empatía cognitiva: es cuando se ve el mundo a través de los ojos de terceros, ponernos en el lugar de otros sin la necesidad de experimentar las emociones asociadas, como por ejemplo, enterarse de alguna noticia trágica y entender a un nivel cognitivo porque las personas padecen de angustia, ira o desesperación.

Demostrar mucha empatía hacia otras personas, puede derivar en vivencia de depresión y ansiedad, esto explica por qué muchas personas empáticas se sienten molestos cuando ven noticias trágicas. Una consecuencia de esto se demuestra en nuestro cuerpo, que podría presentar inflamación crónica de nivel bajo.

Asimismo, nuestro corazón puede aumentar su ritmo cardíaco cuando nos emocionamos con las situaciones de gravedad de otros. La influencia de la empatía se evidencia tanto fisiológicamente como psicológicamente. Necesitamos tener más compasión y menos empatía.

Cuando otra persona siente dolor, podemos sentir empatía y esto hace que se activen algunas áreas del cerebro, las cuales están ligadas a las emociones negativas. El límite a estas emociones negativas entre uno mismo y los demás, pueden ocasionar consecuencias desfavorables si no aprendemos a establecer límites o algunas habilidades de autocontrol o autorregulación, es como sentir un contagio emocional. Nos podemos enredar con la angustia que sentimos y nos puede resultar complicado calmar nuestras emociones.

Se debe recordar que compartimos la humanidad común, y que todos los seres humanos podemos sentir sufrimiento. Los actos de autocompasión contribuyen a disminuir la angustia que se siente por el agotamiento de la empatía, mejorando la sensación de bienestar.

Esta angustia empática evoca sentimientos negativos como ansiedad y estrés, lleva a algunas personas a ser personas insociables y retraídas.

 

Mantener nuestra empatía en equilibrio es fundamental para nuestro bienestar. Los siguientes consejos pueden ayudarte si eres una persona con demasiada empatía:

Establece límites: si no sabes decir que no y le das prioridad a los sentimientos y necesidades de los demás, necesitas poner límites en tus relaciones interpersonales. No sacrifiques tus necesidades por los demás. Ayuda si está en tu mano, pero también aprende a decir que no. Esto te ayudará a valorarte a ti mismo y tu tiempo, y por tanto los otros aprenderán a valorarte también.

Cultiva relaciones que enriquezcan tu vida, no aquellas que consumen tu energía. Evita todo lo posible el contacto con personas que se aprovechan de tu bondad y no aceptan los límites que has puesto. Invierte tu tiempo en personas que se preocupan por ti.

Practica Mindfulness: esta meditación te puede ayudar a no ser engullido por los sentimientos de los demás. Te ayuda a ser consciente de esos sentimientos, a distinguir los tuyos de los de los del resto, a no enredarse en ellos y dejarlos pasar.

Si la empatía excesiva te genera un gran malestar y no eres capaz de sobrellevarla, no dudes en pedir ayuda profesional.

 

 

 

 

 

 

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Un comentario en «El síndrome por exceso de empatía»
  1. En una época de mi vida la excesiva «empatía emocional», me jugó malas pasadas a nivel energético.
    Si bien tengo recursos para recuperar energía, esos abusos de «bondad » y entrega me dejaron agotada.
    Hoy, y con más edad, no dejo de tener empatía, no obstante cuido la entrega para no desgastarse. Mi manifestación ante la consecuente ansiedad es dolor intenso en el plexo.
    Saludos!
    Gloria

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