fbpx

 

Los hijos son una gran fuente de satisfacción y también de preocupación y, cuando se marchan de casa, los padres pueden sufrir lo que se conoce como ‘síndrome del nido vacío’. Te explicamos cómo afrontarlo.

Los padres se encuentran en un constante proceso de adaptación a cada una de las etapas evolutivas de sus hijos, y con frecuencia se cuestionan si los están cuidando y educando correctamente.

Los vástagos son una gran fuente de satisfacción y también de preocupación, que algunas veces unen a la pareja, y otras la separan. Cuando deciden irse de casa e independizarse, los hijos dejan una gran ausencia en el hogar familiar y los padres pueden sufrir entonces lo que se conoce popularmente como ‘síndrome del nido vacío’.

Qué es el síndrome del nido vacío

El ‘síndrome del nido vacío’ se refiere a un conjunto de sentimientos de carácter negativo (tristeza, vacío, soledad, melancolía, ansiedad o irritabilidad) que experimentan los padres cuando sus hijos se marchan definitivamente de casa. El sentimiento de soledad es el más importante de todos, y puede aparecer ante la ausencia de uno o varios de sus hijos.

En algunos casos, las manifestaciones de este síndrome pueden ser más acusadas debido a la sensación de una mayor ruptura emocional o a la pérdida de influencia sobre los descendientes. Este es el caso en el que los hijos se marchan de casa para formar otra familia, casándose, o simplemente yéndose a vivir junto a su pareja.

Si bien el ‘síndrome del nido vacío’ es bien conocido de manera popular por la población general, lo cierto es que carece de entidad diagnóstica. Es decir, sus características y síntomas no se incluyen en los principales manuales diagnósticos. Este hecho hace que los datos epidemiológicos no sean fiables, puesto que no existen criterios determinantes para establecer o no el síndrome.

No obstante, los estudios apuntan a que el ‘síndrome del nido vacío’ es más frecuente por lo general entre las mujeres, aunque puede afectar a ambos sexos. Este hecho se debe a que a la mujer se le ha venido asignando tradicionalmente el rol de cuidadora de la familia, por lo que cuando su prole se marcha, uno de sus roles personales queda sin cubrir. No obstante, las funciones que desempeñan actualmente hombres y mujeres con respecto al cuidado de los hijos tienden a igualarse, por lo que la incidencia de este síndrome es cada vez más similar en hombres y en mujeres.

 

Síntomas y diagnóstico del ‘síndrome del nido vacío’

El ‘síndrome del nido vacío’ carece de entidad clínica diagnosticable en los principales manuales médicos. No obstante, existen una serie de síntomas frecuentes que lo caracterizan y ayudan a establecer el diagnóstico de ‘síndrome del nido vacío’:

– Sentimientos de tristeza.
– Sensación de soledad, vacío.
– Aburrimiento.
– Sensación de no tener nada que hacer.
– Llanto (o ganas de llorar) más frecuente del habitual durante un período prolongado.
– Recuerdos constantes de cuando los hijos eran pequeños (hablan de ello, ponen fotos de esa época, etcétera).
– Sensación de pérdida de sentido de la propia vida.
– Sentimiento de que nunca va a ser tan feliz como cuando sus hijos estaban en casa.
– Quejas somáticas.
– Problemas para dormir.

No debemos olvidar que para hablar de ‘síndrome de nido vacío’ estos síntomas deben aparecer después de que uno o varios hijos abandonen el hogar (entre la semana y meses inmediatamente posteriores), y no estar asociados a ningún otro problema emocional que pudiera explicarlos mejor, como es el caso de un trastorno del estado de ánimo.

Si estos síntomas del ‘síndrome del nido vacío’ se prolongasen en el tiempo o causasen una interferencia significativa en la vida del afectado, sería recomendable solicitar ayuda psicológica con el fin de prevenir o tratar posibles trastornos de ansiedad o del estado de ánimo (por ejemplo depresión), que pueden ser resultado de un mal manejo de este síndrome.

 

Cómo prevenir el ‘síndrome del nido vacío’

Las emociones negativas asociadas a este problema no tienen por qué aparecer en todas las ocasiones ni con la misma intensidad. Estas son algunas recomendaciones que te pueden ayudar a prevenir la aparición del ‘síndrome del nido vacío’ o reducir su impacto:

Cuida tu relación de pareja durante toda vuestra vida. Cuando nacen los hijos, las parejas dejan de serlo para convertirse únicamente en padres/madres. Por ello, cuando sus hijos se marchan de casa pierden su rol principal en la familia. Intenta compensar la dedicación a tu pareja y a tus hijos.

Permite y acepta la autonomía de tus hijos como personas independientes de ti; de esta manera no sentirás la necesidad de tener que controlar lo que hacen (comen, visten, hábitos…). Esto facilitará tu adaptación al momento en el que se vayan de tu casa, pues sabrás que saben cuidarse solos.

Mantén siempre activos hobbies propios o intereses.
Que tus hijos se marchen de forma progresiva, si es posible. Por ejemplo, que empiecen por irse solo el fin de semana, después un día también entre semana, etcétera.

Procurar que la marcha de tus hijos no coincida con algún momento de duelo en la familia. Si es así, sería aconsejable que les sugirieses que demorasen su partida unos meses, siempre que les sea posible.

 

Cómo afrontar el síndrome del nido vacío

Si estás padeciendo el ‘síndrome del nido vacío’ y quieres saber cómo afrontarlo, debes comprender que tu actitud es fundamental para que te puedas encontrar mejor:

Normaliza tus emociones: debes leer información sobre el síndrome para poder entenderlo mejor. Esto te ayudará a no asustarte por las sensaciones que experimentes y a no psicopatologizar un hecho que, en un primer momento –echar de menos al ausente–, es absolutamente normal.

Tu rol de madre o padre continúa: con independencia de que tus hijos vivan o no en casa, por lo que, junto a ellos, busca otra manera de satisfacerlo que beneficie a ambas partes (por ejemplo colaborando con las necesidades que puedan tener en su nueva vida independiente, etcétera).

Busca nuevos roles o actividades en tu vida: dedica tiempo a eso que tanto te hubiera gustado hacer y has tenido que dejar de lado por el cuidado de la familia.

Visita a tus hijos con frecuencia y que ellos también te visiten a ti: es bueno establecer momentos en los que la familia se reúna de forma periódica en el hogar. La frecuencia puede variar en función de las necesidades y costumbres, y de la distancia entre los domicilios. Recuerda que no es tan importante la cantidad como la calidad y el deseo de mantener estos encuentros.

Disfruta de tu relación de pareja: si aún contáis con teneros el uno al otro, disfrutad de estos nuevos momentos de intimidad (podéis viajar, salir con otras personas de vuestra edad con las que compartáis aficiones, apuntaros a actividades en común, etcétera).

Mantén el contacto con tus hijos tanto como necesites: pero respetando también su independencia e intimidad.

Si los síntomas no desaparecen pasado un año, si aparecen de forma intensa y demorada (por ejemplo dos años después de haberse ido tus hijos), o si te causan especial malestar, acude a un psicólogo especializado que pueda ayudarte a afrontar mejor el ‘síndrome del nido vacío’.

Vota!

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *