Afirmaciones positivas. ¿Cuál es el mejor modo de usarlas?

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Desconectado Marcelo Aguirre

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Afirmaciones positivas.
¿Cuál es el mejor modo de usarlas?


Las afirmaciones positivas pueden tener tanto un efecto positivo como negativo, según el modo en que las uses. Por este motivo, es importante saber utilizarlas correctamente.

Las afirmaciones positivas son frases que las personas se dicen a sí mismas para centrarse en lo mejor de ellas, como “Soy competente e inteligente”, “Merezco amor”, “Voy a conseguir este trabajo”… En un principio, parecería que no puede haber nada malo en ellas.

El problema es que, a menudo, las personas que recurren a estas afirmaciones no se las creen realmente, sino que, en realidad, opinan todo lo contrario. Por ejemplo, pueden pensar que son inútiles, que no merecen nada bueno o que son demasiado torpes como para que les den ese trabajo.

Cuando esto sucede, el resultado es que estas afirmaciones hacen que baje la autoestima y que sea menos probable que una persona actúe. En estos casos, suele tratarse de personas con baja autoestima y un concepto negativo de sí mismas en quienes las afirmaciones positivas contradicen sus propias creencias y, por tanto, producen una resistencia (no pueden creerlas por mucho que lo intenten). Además, la gran discrepancia existente entre sus creencias y las afirmaciones positivas  hace parecer a estas últimas incluso menos posibles y menos realistas. Eso puede hacer que acaben sosteniendo aún con más fuerza sus ideas negativas.
Así, cuando una persona que se considera inútil, torpe e incompetente comienza a repetirse frases que afirman todo lo contrario, puede acabar sintiéndose más inútil todavía y con la sensación de que se está engañando y puede llegar a percibir su supuesta torpeza como algo aún más evidente y cierto.

Por el contrario, en personas con autoestima alta, las afirmaciones suelen funcionar bien y tener un impacto positivo en la idea que tiene de sí mismos. Pero estas personas rara vez necesitan utilizar alguna técnica para mejorar su autoconcepto, pues ya es bastante positivo. Son las personas con baja autoestima las que más pueden necesitar recurrir a algún tipo de afirmaciones que les ayuden a tener una visión más positiva de sí mismas.

¿Cómo resolver esto?

Por suerte, hay un modo de lograr que nuestros cerebros acepten estas afirmaciones incluso si contradicen nuestras creencias más arraigadas. Este modo se basa en nuestra capacidad para imaginar, fantasear y plantearnos realidades distintas. Por muy firme que sean tus creencias, siempre puedes hacerte preguntas acerca de ellas del tipo: “¿Y si…?”

Por tanto, en vez de usar afirmaciones, es preferible usar preguntas que pongan en duda tus creencias. Por ejemplo: “¿Soy más competente de lo que creo?” “¿Tengo alguna probabilidad de conseguir ese puesto de trabajo?” “¿Hay algo en mí merecedor de amor?”

Las preguntas como estas no contradicen tus creencias más básicas pero sí te empujan a verlas como hipótesis en vez de certezas absolutas. Plantean una duda, aunque sea pequeña, y abren todo un mundo de posibilidades, ayudándote a ver las cosas (o a ti mismo) de otra manera.

Las preguntas también sirven para motivar a las personas de un modo diferente y más positivo que las afirmaciones. Por ejemplo, en un estudio participó un grupo de personas que tenían como meta ir al gimnasio regularmente. La mitad de ellas usó la afirmación “Voy a ir al gimnasio regularmente” y  el resto uso la pregunta “¿Iré al gimnasio regularmente?” El grupo que usó la pregunta tuvo más éxito y se sintió más motivado. Lo más interesante fue que el grupo que usó la afirmación dijo que sus razones para desear hacerlo eran del tipo: “Me sentiría culpable o avergonzado si no lo lograra”, mientras que el grupo que usó la pregunta dijo sentirse motivado por motivos como muy diferentes, como: “Quiero ser más responsable de mi propia salud”.

¿Cómo usar las preguntas positivas?

1. Si se trata de alguna conducta que deseas realizar pregúntate: “¿Voy a hacer esto…?” (por ejemplo: ¿Voy a aprobar el examen? ¿Voy a encontrar trabajo?) Luego puedes añadir alguna pregunta que te ayude a lograrlo; por ejemplo “¿Cómo puedo aumentar aún más mis probabilidades de éxito?” La expresión “aún más”, usada en esta frase, hace que sea, además, una pregunta planteada en positivo porque implica que existe la posibilidad real de que tengas éxito pero quieres aumentarla aún más.

2. Si se trata de tus capacidades o cualidades (por ejemplo, tienes una mala opinión de ti mismo y deseas mejorarla), escribe primero tus creencias y opiniones negativas (por ejemplo: soy demasiado torpe, no gusto a nadie; no tengo nada bueno) y plantea preguntas que puedan llevarte a una respuesta positiva o que pongan en duda esas creencias negativas, como: “¿Gusto a algunas personas?” “¿Tengo cualidades positivas?”

3. Si se trata de aspectos que deseas mejorar pregúntate “¿Cómo puedo mejor aún más mi relación/trabajo/ingresos…?” Al usar la expresión “aún más” estás también dejando claro que la situación no está tan mal pero que podría ir mejor.

Las preguntas nos invitan a explorar nuevas posibilidades y nuevas experiencias que invalidan las rígidas creencias negativas que sostienen algunas personas acerca de sí mismas, de los demás o de la vida en general y crean una duda que invita a un cambio real y duradero.