Falta de ilusión

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Desconectado Marcelo Aguirre

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Falta de ilusión
« en: Agosto 14, 2016, 03:20:51 pm »
Falta de ilusión


La ilusión es un estado emocional positivo caracterizado por la combinación entre el deseo por conseguir un objetivo y la creencia de que dicho objetivo puede llegar a conseguirse.

Se trata por lo tanto de una emoción positiva que impulsa o motiva nuestras conductas. Dicha emoción está altamente mediada por elementos de carácter mental o cognitivos, como es el caso de nuestras expectativas (la creencia de lo que va a ocurrir si llevamos a cabo determinados actos) y de las atribuciones (la causa que atribuimos a las consecuencias que han seguido a nuestros actos).

No perder la ilusión depende de la motivación personal (motivación intrínseca) y de las ofertas que nos sugieren los otros (motivación extrínseca). La falta de ilusión es causa y consecuencia de la falta de motivación que da como resultado la no consecución de nuestros objetivos. Este hecho puede asociarse con problemas emocionales como ansiedad, ira o tristeza.


¿De qué depende que nos sintamos o no ilusionados?


Como acabamos de decir, las expectativas y las atribuciones son los dos elementos de carácter cognitivo que tienen un mayor peso a la hora de marcar un grado de ilusión elevada en el termómetro de la ilusión.

Para entenderlo mejor imaginemos el siguiente ejemplo: un alumno, después de haberse presentado a un examen de la carrera muy importante, ha suspendido ¿De qué dependerá que dicho alumno tenga ilusión por intentar aprobar esa asignatura en la recuperación o, por el contrario, tire la toalla? La respuesta está en la explicación causal (atribuciones) que da a ese suspenso y a las expectativas que le genera dicha atribución. Así por ejemplo, si el alumno hace atribuciones de carácter permanente (“da igual lo que estudie, siempre suspenderé”), generales (“y será así en el resto de las asignaturas”) e incontrolables (“el profesor me tiene manía”), perderá la ilusión de aprobar porque se sentirá indefenso ante la situación acaecida. Por el contrario, si el alumno hace atribuciones de carácter temporal (“esto ha ocurrido en este examen y no tiene por qué ocurrirme en el siguiente”), específicas (“además no me ocurre en todas las asignaturas”) y controlables (“voy a estudiar más”), tendrá ilusión por aprobar el siguiente examen e intentarlo de nuevo.


También la motivación aumenta los niveles de ilusión; bien porque sea yo mismo quien deseo sin más un objetivo (motivación intrínseca): por ejemplo, quiero ser un buen médico porque es la ilusión de mi vida; quiero participar en esta ONG porque creo en el altruismo; o porque obtenga recompensas externas por haber conseguido mi objetivo (motivación extrínseca): por ejemplo, quiero ser un buen médico porque de esta manera ganaré mucho dinero; quiero participar en esta ONG porque está bien visto y la gente me admirará.

La motivación intrínseca es la más potente a la hora de aumentar nuestro nivel de ilusión, pero en muchas ocasiones la falta de la misma puede suplirse con refuerzos externos.

Determinados rasgos de personalidad como el optimismo o la búsqueda de nuevas sensaciones pueden aumentar nuestro nivel de ilusión, así como también lo hace una historia previa de éxitos personales.

El trabajo y las relaciones de pareja o familiares suelen ser las principales áreas donde la falta de ilusión es más impactante a la hora de reducir nuestra satisfacción vital. La falta de ilusión en el trabajo puede estar motivada, además de por los factores anteriormente descritos, por factores inherentes al puesto de trabajo como la ambigüedad de rol (no tener claro cuáles son nuestras funciones), o la incompatibilidad de rol (tener funciones incompatibles entre sí dentro del mismo puesto de trabajo). También los bajos incentivos económicos, los contratos precarios, o el desempeño de labores que infravaloran la capacidad del trabajador pueden reducir la motivación profesional.

En lo que respecta a las relaciones de pareja y familiares, los conflictos frecuentes y repetidos que parecen no llegar a resolverse nunca, la rutina, o la falta de dedicación al otro, se encuentran entre los principales motivos que restan ilusión en este aspecto de la vida, y pueden llegar provocar la ruptura de la pareja o la separación entre los miembros de la familia.

Cómo fomentar y recuperar la ilusión

Es preferible sentirse desilusionado por no haber conseguido un objetivo concreto, que carecer de ilusión. A continuación te ofrecemos algunos consejos para fomentar o recuperar la ilusión:

¿Te has planteado alguna vez si en tu vida haces lo que te gusta o lo que debes? ¿Crees que haces aquello que realmente deseas? Es importante que la respuesta a estos interrogantes sea afirmativa. En caso contrario, deberías plantearte cómo hacer que lo sea. Seguro que algo puedes cambiar.

* Intenta que las personas que te rodean te refuercen de alguna manera o valoren más tus esfuerzos. No se trata de prepotencia, sino de quererse a uno mismo. Así por ejemplo, si consideras que tu trabajo está mal remunerado, házselo saber a tus jefes. Lo que nos pagan por lo que hacemos se relaciona con el valor que sentimos que le dan los demás. Otro ejemplo tiene que ver con las relaciones sentimentales; si consideras que tu pareja no te valora, y no te dice explícitamente las cosas que haces bien, no dudes en decírselo y pedirle que lo haga. Tal vez tu pareja no sea consciente de cómo te afecta su falta de atención.

* Plantéate unas metas en la vida con expectativas reales en cuanto a plazos y herramientas para conseguirlas (aprender un idioma en un plazo de tiempo determinado, prepararte para participar en una carrera, organizar con tu pareja ese viaje soñado…).

* Piensa en los objetivos, pasos o submetas que debes realizar antes de llegar a tu meta final, y refuérzate o felicítate cada vez que consigas uno de ellos.

Los fracasos debes encararlos con el mayor sentido del humor posible. Piensa qué puedes hacer tú para que no se vuelvan a repetir, e intenta explicar tus fracasos como algo temporal, específico y controlable por ti.

Cuídate: ponte guapo, haz deporte, vístete bien… sentirse bien con uno mismo repercute en nuestra autoestima y hace que nos sintamos capaces de conseguir muchas más cosas.

En tu trabajo: piensa en qué te gustaría progresar, cómo se harían más amenas tus funciones, adecúa el puesto de trabajo de forma que te encuentres más cómodo, intenta mejorar tus relaciones con tus compañeros de trabajo y, sobre todo, incorpora aquello que crees que te falta para poder desempeñar la función que te gusta.

En la pareja: cuida la relación día a día, no te saltes un aniversario, dedica tiempo a tu pareja, piensa en cómo sorprenderla, no descuides las relaciones sexuales, e intenta que estas sean de calidad; dile a tu pareja lo que te gusta de ella, y pídele que ella te lo diga, organizad planes en común a medio/largo plazo, etcétera.